Alerta: los suicidios en el Metro de Santiago suben, y nadie quiere hablar claro
En las últimas semanas se ha vuelto difícil ignorar lo que está pasando en el Metro de Santiago. Interrupciones frecuentes, casos que sacuden a quienes los presencian, y una creciente preocupación respecto a la salud mental de la población. ¿Qué se sabe hasta ahora? ¿Cuáles son las causas, los impactos, y qué se está haciendo (o no)?
¿qué nos dicen los suicidios en el Metro?
Cada vez que el Metro de Santiago anuncia “persona en la vía”, la reacción inmediata suele ser la molestia: retrasos, estaciones cerradas, un trayecto que se interrumpe. Pero detrás de esa frase fría y repetida, hay una realidad desgarradora: alguien tomó la decisión de terminar con su vida. Y lo más duro es que, como sociedad, parece que nos importa más el retraso del tren que la vida que se perdió.
Este fenómeno nos enfrenta a un espejo incómodo. Porque el suicidio en un espacio público tan masivo no solo es el desenlace de un dolor personal, sino también un síntoma colectivo. Nos habla de personas que, en silencio, cargaron con angustias, depresiones, deudas o soledades hasta llegar al límite… y que no encontraron a nadie que los escuchara a tiempo. ¿Cuántos de nosotros, que viajamos día a día en esos vagones, seríamos capaces de reconocer a alguien que necesita ayuda? ¿O acaso preferimos mirar al celular y esperar a que pase la estación?
El Metro corta la energía, activa el protocolo, llama a Carabineros y normaliza el servicio lo más rápido posible. Y en parte es lógico: hay miles de personas que necesitan movilizarse. Pero esa rapidez con que la ciudad quiere “volver a la normalidad” nos hace olvidar lo más esencial: no se trata de un retraso operativo, se trata de una vida que ya no está.
La crítica va más allá del Metro. Es hacia todos nosotros. ¿Qué tipo de sociedad somos si solo reaccionamos con enojo por llegar tarde al trabajo, pero no sentimos empatía por alguien que no recibió apoyo ni escucha? La falta de campañas visibles en estaciones, la ausencia de información clara, el silencio de las autoridades y la indiferencia cotidiana nos muestran que la salud mental todavía ocupa un lugar secundario en Chile.
Sí, existe la línea 4141, gratuita, confidencial y atendida por profesionales 24/7. Pero, ¿cuántos realmente saben que existe? ¿Cuántas veces la has visto difundida en un cartel dentro del Metro? Mientras el número no esté en cada andén, en cada vagón, la prevención será letra muerta.
Lo más inquietante es que, sin darnos cuenta, nos acostumbramos. La frase “persona en la vía” se ha vuelto parte del paisaje urbano, y cada vez menos nos detenemos a pensar qué significa. Esa normalización es peligrosa, porque nos vuelve insensibles, porque nos enseña a ver la muerte ajena como un obstáculo en el camino, no como una tragedia que interpela nuestra humanidad.
Reflexionar sobre esto es urgente. Porque quizá nunca sabremos qué historia había detrás de esa persona que se lanzó a las vías, pero sí sabemos que el suicidio es prevenible. Y eso significa que algo pudimos hacer antes: un gesto, una palabra, una política pública más fuerte, un Estado que priorice la salud mental tanto como la infraestructura.
El desafío es dejar de aceptar la indiferencia. El verdadero problema no es que el Metro se atrase. El verdadero problema es que la vida de alguien que decidió irse pese a todo, nos importe menos que los minutos perdidos en un viaje.
Lo que NO se sabe con certeza
- No hay datos públicos recientes y confiables que confirmen cuántos suicidios exactos ocurrieron en el Metro solo en los últimos meses, diferenciados entre consumados y solo intentos.
- Tampoco se han hecho públicos informes que detallen en qué estaciones ocurre con más frecuencia, a qué horas, edad o perfil socioeconómico de quienes lo hacen.
- La empresa Metro de Santiago no ha divulgado cifras propias consolidadas sobre este fenómeno (o al menos no lo han hecho visibles al público) en los medios revisados.
¿Qué factores podrían estar incidiendo?
- Salud mental deteriorada: depresión, estrés, ansiedad, sin suficientes redes de apoyo.
- Estacionalidad / “primavera gris”: cambios de clima, luz, temperatura que actúan como gatillos para personas vulnerables. El Dínamo | Noticias de Chile y el mundo
- Impacto del aislamiento social, la inflación, la incertidumbre económica que se acumulan tras la pandemia, etc.
- Fallas en la prevención: protocolos para atender incidentes existen, pero no parece haber prevención efectiva ni mensajes visibles que podrían disuadir estos actos — ni informes públicos que midan eficacia.
Consecuencias humanas y sociales
- Para los testigos: trabajadores del Metro, pasajeros, personal de servicio — trauma psicológico directo. Elgueta advierte que ver estos hechos puede generar síntomas persistentes. Facultad de Medicina UDP
- Para el Metro y la ciudad: interrupciones en el servicio, congestión, costos operativos, deterioro de la confianza ciudadana.
- Daño a quienes sobreviven un intento, y al entorno familiar de quienes no lo sobreviven.
